La Etimología como Detective de la Realidad, por Omar Alberto Reyes Arévalo

¿Cuál es la necesidad de estudiar una materia como Etimologías Grecolatinas? Esta pregunta parece ociosa; pero, es una cuestión recurrente entre los estudiantes, y a veces, entre los mismos profesores. Podría enumerar una buena cantidad de razones por las cuales debemos preocuparnos por esta materia. Me basta, por el momento, decir que es importante, porque el estudiante entra en contacto con el conocimiento del origen verdadero y con el significado verdadero de las palabras; y, al conocer el significado de las palabras, conoce los objetos que éstas designan; y, al conocer los objetos y cosas designadas, la visión del mundo se amplía y la capacidad de asombro va en aumento; y, la vida y la percepción de la persona se vuelven más bellas.
    Me llama mucho la atención el saber hacer, porque en la materia de Etimologías Grecolatinas, aprendemos a hacer ‘algo’, ¿qué?, manejar la lengua desde sus raíces griegas y latinas, y por lo tanto, la oportunidad de obtener una mejor expresión. También se pueden alcanzar los siguientes puntos:
1. El desarrollo de la sensibilidad y del ejercicio artístico, a partir de la lectura de antiguos y modernos textos griegos. Además de la práctica del arte de la traducción, y del trazado de las letras y palabras griegas.
2. El aprendizaje de una segunda lengua (o tercera, si se considera que muchos ya estudian inglés). El conocimiento del griego les permite acercarse más fácil a la cultura griega moderna (aunque aquí se podría iniciar un debate de si esto es posible).
3. La seguridad en sí mismo. A través de ejercicios y casos, el estudiante adquiere la seguridad que necesita para enfrentarse a una situación real.
   Para el logro de este aprendizaje, en el área lingüística, es necesario evaluar cuatro aspectos principales: escritura, lectura, comprensión y comunicación oral.
    En la materia de Etimologías Grecolatinas II, estudiamos el origen del español a partir del griego, todas aquellas influencias griegas que están en nuestra lengua; de esta manera, aprendemos los rudimentos del griego clásico para poder leer los vocablos originales. Entramos en el primer término de la evaluación: la escritura griega. Este rubro se evalúa con ejercicios de las letras griegas, de palabras griegas y de pequeñas frases en griego. Lo que tomo en cuenta es que las letras estén lo mejor trazadas y puedan identificar el nombre de las letras (también el significado de los caracteres), además de saber cuáles son las mayúsculas y las minúsculas. Esto se relaciona con el conocimiento directo del sonido de cada letra, y, por lo tanto, un acercamiento mayor a la lectura. Simultáneamente, conocemos locuciones griegas modernas para implementarlas en clase. Después de estar en contacto con palabras aisladas y oraciones breves, damos un paso más allá y leemos en griego un texto completo. Aparte de lectura se hace transliteración al español, para reforzar lo aprendido.
    Después conocemos la morfología y la sintaxis, para aprender a traducir. Vemos las bases en cuanto a sustantivos, adjetivos y conjugación verbal, e iniciamos traduciendo pequeñas frases, para pasar a oraciones simples, y al finalizar el curso, a oraciones complejas.
    Tengo contemplado que los estudiantes traduzcan un texto griego y hagan análisis del texto y comentarios. Que de ese texto, extraigan enseñanzas para su vida; y, que deriven vocabulario español. También está una presentación oral en griego compuesta por el estudiante, sobre un tema cotidiano, mezclado con elementos del pasado griego. ¿Qué se evalúa aquí? La seguridad en la pronunciación, los elementos que presente en su exposición (el manejo de la información y de la tecnología), el uso de vocabulario y la construcción adecuada de oraciones, según lo estudiado en clase. Cuando lleguemos a este momento, al estudiante se le entregará un ejemplo-esquema, para que pueda guiarse en su trabajo.
    ¿Cuál método utilizar para la enseñanza de una lengua? Keith Johnson en su obra Aprender y enseñar lenguas extranjeras. Una introducción, nos comenta que primero debemos identificar “qué tipo de conocimientos y de aptitudes se requieren para utilizar una lengua: las aptitudes y los conocimientos que posee el usuario competente de una lengua” (2008: 36), esto incluye pronunciación, vocabulario y gramática. En la enseñanza de idiomas hay muchos métodos:
1. Inmersión.
2. El método de gramática-traducción.
3. El audiolingüismo.
4. La enseñanza de idiomas situacional y audiovisual.
5. La enseñanza nocional-funcional-comunicativa.
6. Los enfoques humanistas.
7. El método de las tareas y de los procesos.
8. El programa de estudios procedimental.
9. El proceso en contraposición al producto.
10. La enseñanza basada en tareas.
    Los que más me atraen son el enfoque humanista y el aprendizaje por inmersión. Johnson cita al lingüista J. T. Roberts cuando describe el humanismo en la lingüística “como enseñanza de idiomas que respeta la integridad de los aprendices, que da cabida al crecimiento personal y a la responsabilidad, que toma en cuenta los factores psicológicos y afectivos y que representa un aprendizaje de la persona en su totalidad” (Johnson, 2008: 293). Un punto a favor de este enfoque es el ‘aprendizaje por descubrimiento’ asociado al psicólogo Jerome Bruner. Hace énfasis en la actividad del estudiante y en la investigación, más que en la actividad del maestro. Los alumnos descubren el significado personal de dicha información.
    La Lingüística Aplicada tiene como objeto de estudio la aplicación del conocimiento en la adquisición o enseñanza de una lengua (propia o extranjera). Una representante de este gremio es Gertrude Moskovitz. En 1978 publicó un libro titulado Caring and Sharing in the Foreign Language Class; ahí se postulan los puntos primarios del enfoque humanista:
1. Procurar que el alumno realice plenamente su potencial.
2. Luchar por el crecimiento personal.
3. Luchar por el crecimiento cognitivo.
4. Reconocer el importante papel de los sentimientos.
5. Comprender la importancia del autodescubrimiento para el aprendizaje.
6. Creer que los seres humanos desean realizar su potencial.
7. Reconocer la importancia de las relaciones sanas con los compañeros de clase.
8. Aprender de uno mismo.
9. Elevar la autoestima (Johnson, 2008: 293-294).
        Así pues, es bueno presentar los contenidos y las actividades en el idioma que estamos estudiando, y usar lo menos, la lengua española, salvo cuando sea necesario. Con las traducciones y lecturas desarrollaría las habilidades de comprensión. La música es muy importante en el aprendizaje de los idiomas: aquí se pueden cantar textos, canciones, poemas; escuchar en griego muchas piezas, y, fijarse muy bien en la pronunciación, en el ritmo, en la métrica, en el tono. Hay que decir, que muchos teóricos del lenguaje y de la lingüística, consideran el origen del lenguaje en la música. Por eso, apunto que debe desarrollarse todo aquello relacionado con el arte y la sensibilidad. En nuestra clase de Etimologías Grecolatinas se motiva a la participación creativa, a partir de un conocimiento ‘verdadero’ del hecho lingüístico. Necesitamos descubrir que la Etimología es una detective de la realidad.

Bibliografía

Johnson, Keith. (2008). Aprender y enseñar lenguas extranjeras. Una introducción. México: FCE. 



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