Una vez más, la Feria del Libro, que se llevó a cabo hace unos días, aquí, en esta Heroica Ciudad Juárez, fue un asco. No entraré en batallas imaginarias. Sólo apunto mis razones de lo que DEBE SER una feria libresca (fiesta para los lectores, y oportunidad de conocer "ese mundo" para los no-lectores):
I. Debe haber mayor presencia de editoriales jóvenes y vanguardistas, pues se presentó casi el mismo catálogo, ¿no hay más?
II. Los libros (TODOS) deben estar al alcance de las personas; pues sus precios espantan al lector más valiente; con muchas más ganas, a la gente que se va a iniciar en esta actividad. ¿Un libro a 600 pesos, independientemente de la editorial?
III. Quitarle la solemnidad, pues parece que sólo las momias leen...
IV. Renovar los nombres de los presentadores de los eventos: ¿por qué siempre son los mismos?, ¿no hay más? Igual a los "shows literarios"... en serio, ¿no hay más?
A pesar del vómito vivido, como experiencia de esta visita, encontré "algo": un taller de grabado impartido por Antonio Ochoa, artista de esta Heroica. Siete años han pasado desde la última vez que lo vi, en nuestra querida escuela (llena de encantamientos y murmullos de los que amamos ahí) C. M. A., ya que él fungió como director, y por lo tanto entablamos un diálogo sobre estética, arte y demás mugre ;) Alas y Raíces, así se llama el taller (recomendó ampliamente su catálogo, publicado por CONACULTA), y en la plática me invitó a elaborar un pequeño grabado: me enseñó el método. Simple y sencillo: dibujar en fomi la figura que se desee, después, con un rodillo, bañarlo en tinta, para luego ponerlo sobre un cartón, y aplastar con las manos para arriba y para abajo, para arriba y para abajo, para arriba y para abajo... hasta que la hoja queda manchada... y, ¡listo! ¡Ya está un nuevo ser nubeculato! Aquí dejo el testimonio visual de esta gran hazaña artística, con algunos toques digitales... Fue bautizado esta madrugada de 1 de octubre, con agua de luna y besos de sirena.
POST SCRIPTUM Tal vez alguien se pregunte si adquirí libros. Sí. ¡Sólo dos! Uno de Krishnamurti y la Gramática de la Lengua Otomí, de Wilhelm von Humboldt.
Comentarios
Publicar un comentario