Lidenbrock, por Omar Alberto Reyes Arévalo

Con Viaje al centro de la Tierra, de Julio Verne, viajé al lado de Hans, Axel y el profesor Lidenbrock. Considero a Verne un visionario que vivió los tiempos cercanos a su tiempo. Aprendí que más allá de la piedra, más allá del suelo, a miles de leguas de aquí, existe otro mundo, explorado por los protagonistas. En un sentido filosófico, es adentrarse hacia el interior, para luego volver y tomar parte en la realidad que vivimos.

La perseverancia y el carácter firme y fuerte, además de la inteligencia y la sensibilidad, me impresionaron del gran científico-artista Lidenbrock. En los momentos más escabrosos demostró la rectitud y el pensamiento de un soñador; de alguien que es severamente juzgado por sus coterráneos, de un loco.

La obra en ningún momento es tediosa; al contrario, cada página nos lleva a lugares inhóspitos, agrandando nuestros sentidos. Todas las letras nos dan a conocer maneras sencillas y escalofriantes para realizar los sueños. Las imágenes poéticas brotan como agua de una fuente sagrada. Debería leerlo en francés, atendiendo a la invitación de Borges: "Toda obra debe leerse en el idioma original".

Esta literatura permanecerá por siempre en la memoria de la Humanidad; cada lectura construirá al mundo: uno mejor...

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