Misticus, por Omar Alberto Reyes Arévalo

De acuerdo con Jess Byron Hollenback, en Mysticism: Experience, Response and Empowerment (a través de Jonathan Garb, maestro del curso Modern European Mysticism and Psycological Thought de la Universidad Hebrea de Jerusalén), el misticismo presenta las siguientes características:

1. En una mente transformada hay más capacidad para las posibilidades que en una mente ordinaria. Para el místico cada gota de agua representa la oportunidad de mirar en ella y a través de ella.

2. El proceso místico puede transformar nuestra percepción y desarrollar habilidades que antes no se tenían. Pregunta: ¿cómo puedo desarrollar algo que previamente no poseía? Precisamente, el sentido del misticismo es éste: ahondar en el interior y darse cuenta de que no se conoce la persona de uno: la verdadera. El místico posee el conocimiento auténtico de su ser encerrado en el cuerpo; y para él, ya no está encerrado.

3. A través de la práctica mística, uno comienza a estar sutilmente consciente de las cosas. No es lo mismo que la meditación. Tampoco una reflexión detenida sobre los objetos de la realidad. 

4. Se pueden recoger los pensamientos de las personas. Es más fácil para el místico sentir lo que los demás sienten y piensan. No trata con palabras, sino con el ser en sí. Se está más alerta del lenguaje corporal de la gente y de su expresión facial, del tono de voz, de los movimientos, de la sintaxis y de la selección de las palabras. Mira lo que hay más allá de las palabras, no sólo las palabras en sí, sino lo que subyace, en un nivel mucho más profundo.

5. La realidad es vista con más profundidad, más amplia de lo que imaginamos; y así, el tiempo no opera de la misma manera, porque el tiempo es algo misterioso.

6. El místico puede usar sus sueños de diferentes maneras, lo que los Tibetanos llaman Yoga del Sueño; es posible soñar el futuro o soñar los pensamientos de otras personas.

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