Pobreza y Medicina, por Omar Alberto Reyes Arévalo

Que la pobreza es medicina barata y descuido seguro de peligros

Mi pobreza me sirve de Galeno,
menos bestial por falta de mula;
presérvame de ahítos y de gula,
y el barro de asechanzas de veneno.

Cenas matan los hombres; yo no ceno;
ni ladrón ni heredero me atribula;
güevos me dan sufragio de la bula,
mas no la bula sin sufragio ajeno.

Nunca maté la sed en la taberna,
que aun de sed no es matante mi dinero,
y abstinencia forzosa me gobierna.

Mi hambre es sazonado cocinero,
pues del carnero me convierte en pierna
hasta los mismos güesos del carnero.

Este poema es de reflexión irónica sobre la pobreza. El autor es Quevedo. La pobreza la compara con un Galeno, con un médico que evita los males que causa la riqueza: gula e indigestión. La pobreza es tanta que no se posee mula; la pobreza es menos bestial que el Galeno. ¿Por qué? Porque hay veces que un médico hace más daño que bien. La pobreza es menos terca, aunque se quisiera tener lo que se desea, no se puede. Al decir "menos bestial por falta de la mula", también se compara a la pobreza con una mula, compañera de andanzas.
    El verso cinco: "Cenas matan los hombres; yo no ceno", refleja una inquietante verdad: lo que comemos, nos puede matar; pero nuestro amigo no come, porque no tiene nada que comer. ¿Qué puede comer un hombre pobre? Nada. Mejor vivir hambriento que morir comiendo. Además, ser rico y cenar puede provocar envidias y morir envenenado.
    El segundo terceto muestra a el hambre como pretexto de invención de banquetes, de ahí que la llame "sazonado cocinero": ve en los huesos del carnero pura pierna. La ilusión de comer algo exige ver en las sobras las delicias de un banquete.


Retrato de Francisco de Quevedo, atribuido a Van der Hamen o a Velázquez. Tomado de Wikipedia.

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